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Establece una rutina de sueño para tu bebé, tanto de día como de noche. Luces brillantes y actividades durante el día, luces tenues y baños por la noche. Con el paso del tiempo, ya sabrá qué esperar.
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Considera incorporar una rutina de sueño alrededor de los tres meses si no has establecido ninguna.
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Apégate lo más que puedas a la rutina de sueño para tu bebé. Por ejemplo, comida, baño, libro y cama en el mismo orden todas las noches. Para más ideas, lee nuestros mejores consejos para una rutina de sueño sólida para el bebé.
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Mantén los juegos ruidosos y divertidos durante el día.
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Intenta no sobre estimularlo en las noches. Usa una voz suave y haz menos contacto visual durante los horarios de sueño nocturno. Incluso si el bebé se despierta a jugar.
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Intenta no andar de puntillas alrededor de un bebé que duerme. Si bien es útil diferenciar entre el sueño de día y el sueño de noche, el silencio total en la casa podría propiciar que tenga sueño ligero cuando duerma la siesta en cualquier otro lugar.
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Intenta acostumbrar al bebé a tomar siestas en cualquier lugar mientras es pequeño. Tienen algunos años de siestas por delante, así que será mejor acostumbrarlos a ellas.
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Consigue una cobija fresca y transpirable para colocar sobre el cobertor de lluvia en caso de que duerma la siesta en el camino.
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Intenta usar ruido blanco. Al parecer este les recuerda el útero y los ayuda a relajarse. Busca una aplicación para el celular con ruido blanco o puedes encontrarlo en YouTube.
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Ten cuidado con ciertas muletas para dormir. Arrullarlo puede funcionar, pero pronto pesará más y esperará que lo arrulles cada noche.
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Intenta disminuir gradualmente el tiempo de acurrucarse o mecerse, antes de que lo asocie con el sueño. Pasa de mecerlo a darle una palmadita rítmica y decirle “shh”, a dormir. Una vez que funcione, la próxima vez, reduce el número de palmaditas y de “shhhs”. Con este enfoque gradual, con el tiempo podrás dejar al bebé e irte. Es una oportunidad para que el bebé aprenda a calmarse a sí mismo.
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Aprende a reconocer las señales de somnolencia en tu bebé. Si está bostezando, estirándose o frotándose los ojos y las orejas, quizá es un buen momento para ponerlo a dormir.
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Prueba las cortinas pesadas que ayuden a aislar la luz para cuando tu bebé duerma de noche.
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Comprende que cada bebé es diferente. Lo que funciona para algunos, puede no funcionar para otros.
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Habla con alguien si las cosas se ponen muy difíciles. Recuerda que hay un límite a lo que tú puedes hacer.
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Consulta a tu médico si la falta de sueño se convierte en un problema.
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Intenta dividir las comidas con tu pareja, o pídele a una amiga o familiar ayuda para que no seas tú la que siempre se levanta para alimentar al bebé en la noche.
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Si necesitas descanso y no cuentas con más apoyo, considera contratar a una enfermera o niñera nocturna para que te ayuden a cuidar de tu bebé mientras duermes.
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Recuerda que eventualmente tu bebé dormirá toda la noche, hay una luz al final del túnel.
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